El análisis didáctico describe el modo en el que el profesor debiera diseñar, implementar y evaluar actividades de enseñanza y aprendizaje de las matemáticas, para poder desarrollarlo deberá poseer un conocimiento didáctico, lo que se refiere a sus conocimientos y habilidades, debe saber cómo realizar una buena planeación, pues para poder aplicar cualquier didáctica, antes debe planearla y organizarse en tiempo y objetivos, buscando las estrategias, dinámicas y actividades a realizar de manera que pueda obtener un resultado eficaz y efectivo, dentro del tiempo disponible, de nada sirve que prepare una excelente clase, con las mejores dinámicas si el tiempo no le permitirá desarrollarla.
Cuando se encuentran docentes iniciando su preparación, con vocación y gozan de una predisposición favorable y un potencial innovador, son reflexivos, críticos, autocríticos y flexibles con respecto a sus posturas, creencias, actitudes y concepciones sobre el contenido matemático escolar y sobre su enseñanza. Además, resultan ser efectivos y autónomos a la hora de acceder a e incorporar las distintas propuestas innovadoras sobre el modelo local de los organizadores que se les impartieron durante el desarrollo del programa de formación. Casi siempre proponen utilizar la tecnología en todo momento que sea necesario y conveniente, desde las actividades iniciales de introducción y motivación del tópico en cuestión, hasta las actividades finales de evaluación del mismo, lo que puede ser muy efectivo como parte de un cambio a la educación, el problema inicia cuando salen dela escuela normal y se enfrentan a una escuela real donde escasean los recursos y resulta casi imposible utilizar la tecnología por motivo a las decadencias dela escuela, o donde los mismos alumnos no saben valorar estos recursos y los descomponen y desaprovechan.
También existen los profesores que en formación que al igual muestra predisposición favorable y potencial innovador, sin embargo, a diferencia de los primeros, en la práctica, no integran de manera efectiva las propuestas curriculares, tecnológicas y didácticas que se les formularon. Tampoco dan muestras de modificar sus concepciones y creencias iniciales sobre el contenido matemático y su enseñanza. Estos futuros profesores se limitan a agregar a sus propuestas iniciales de actividades y unidades didácticas (las cuales se caracterizan por ser las típicas propuestas tradicionales, academicistas y formalistas), secciones apartes y sin mayor relación con las demás, en las que proponen utilizar las calculadoras. Las actividades que utilizan son exactamente las mismas que se les proponen durante el curso o que copian tal cual de los manuales de usuarios de las calculadoras. Sin embargo, estos alumnos no están de acuerdo en permitir a los estudiantes de secundaria utilizar las calculadoras en los exámenes, salvo en secciones de evaluación aparte y especiales. Encontramos entonces que son poco autónomos, están de acuerdo en todo lo que dice el programa y se limitan a innovar, lo que nos lleva a presenciar clases monótonas y hasta cierto punto tradicionales, no hay esfuerzo por buscar estrategias idóneas para el desarrollo de las habilidades cognitivas de los alumnos de secundaria, y se supone que dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje el objetivo principal es que el alumno resuelva problemas para su desarrollo de habilidades cognitivas, y esto con motivo de que el alumno pueda controlar su propio proceso de aprendizaje y el modo en que lo realiza, o sea que sepa donde y cuando aplicar cierta estrategia, etc. Esto se puede lograr si se utiliza la psicología cognitiva como herramienta, mejorando los temas a enseñar, con una mayor creatividad en los métodos y estrategia aplicados por el docente.
En algunas áreas cognitivas es posible formular teorías de competencia, que especifiquen: qué tiene que ser calculado, cuándo, y por qué; y posteriormente, con base en estas teorías desarrollar un algoritmo que lo represente. A esta área de estudio se le conoce como la teoría de competencia y se realiza a través de los esquemas.
Regresando al tema inicial, también existen profesores que desde su inicio se caracterizan por tener una predisposición desfavorable hacia la incorporación de las tecnologías en el currículo de matemáticas de secundaria, son reacios o resistentes al cambio y a la innovación tecnológica y curricular. En todo caso, para estos futuros profesores, dichos recursos tecnológicos deben ser permitidos solamente después que los estudiantes hayan aprendido y tengan cierto dominio básico de las nociones y procedimientos matemáticos correspondientes que se proponen enseñar en el currículo tradicional. Estos conocimientos los consideran estrechamente asociados con las tecnologías tradicionales del papel y lápiz.
Los profesores de cualquier tipo deberán llevar a cabo su análisis didáctico el cual debe incluir cuatro análisis más, análisis de los contenidos, de lo cognitivo, de la instrucción, y de la actuación, donde el profesor determina las capacidades que los alumnos han desarrollado y las dificultades que se les presentaron, como una evaluación de la didáctica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario